Flora Vilalta

dimecres, de novembre 24, 2010

Lectura recomanada

19 noviembre 2010

Las próximas elecciones autonómicas
en Catalunya del 28-11

Tengo que admitir que tal respuesta me sorprendió, pues aquellos
que se alegran de que no se restituya el tripartito de nuevo, están
celebrando que no vaya a haber de nuevo un gobierno de izquierdas
en Catalunya, pues no hay ninguna otra posibilidad de que las
izquierdas gobiernen en Catalunya si no es sumando los escaños
parlamentarios pertenecientes a estos tres partidos de izquierda, es
decir, PSC, ERC e ICV-EUiA, los tres mayores partidos de izquierda
en Catalunya. Por lo visto, tales voces prefieren que se constituya
un gobierno socialista en alianza con CiU a que se reproduzca el
tripartito. Esta preferencia parece basarse en dos hechos. Uno es
que tales voces se encuentren más cómodas con las políticas
económicas, fiscales y sociales de CiU que con las políticas
económicas, fiscales y sociales del gobierno tripartito. Esto aplica en
especial al equipo económico del gobierno socialista español, de
clara sensibilidad liberal.

Pero otro hecho es la percepción equivocada de que CiU no es
independentista, con lo cual se tranquilizan, pues consideran que el hecho
de que ERC (un partido explícitamente independentista) estuviera en el
gobierno tripartito ha creado grandes tensiones a nivel de España, que han
sido capitalizadas por el nacionalismo reaccionario del PP, poniendo al PSOE
a la defensiva. Comprendo, pero no comparto, esta lectura basada en un
escaso conocimiento de lo que es y significa CiU en Catalunya y en España.
El hecho de que la derecha dominante en España sea el PP (una derecha
que, debido a sus orígenes históricos y a sus posturas frecuentemente
ultraderechistas, no es homologable a la mayoría de la derecha europea)
explica que sectores de las izquierdas gobernantes definan a CiU como un
partido de centro.


CiU, sin embargo, es un partido de derechas, y es el mayor partido de las
derechas en Catalunya, donde el PP no es un partido mayoritario sino
minoritario. CiU es una coalición de dos partidos, CDC y Unión Democrática,
que tienen sensibilidades distintas. El CDC es liberal (en realidad,
neoliberal), perteneciente a la Internacional Liberal, y Unión es democracia
cristiana (perteneciente a la misma familia política europea que el PP).Y tal
coalición está hegemonizada por CDC, que ha sido siempre independentista,
aunque es parte de su carácter y personalidad jugar a las ambivalencias.
Pero, por fin, Artur Mas declaró, sin ambigüedades, que él mismo está a
favor de la independencia, en el reciente programa “Tengo una pregunta
para usted” de TVE. De ahí que en el panorama actual, preferir a CiU sobre
ERC para establecer un gobierno en Catalunya, sería preferir a un partido
de derechas que, en la práctica, presionará para alcanzar la independencia
(y que sería probablemente la fuerza mayoritaria en el gobierno de la
Generalitat) a un partido minoritario independentista y que, además, es de
izquierdas. CiU ha apoyado todas las políticas fiscales, económicas y
sociales regresivas propuestas por el gobierno Aznar en las Cortes
Españolas, que han afectado negativamente el bienestar social de las clases
populares de España, incluyendo las de Catalunya. Gobernó con el PP
durante el periodo 1996-2000, apoyando también las políticas del gobierno
Aznar durante el periodo 2000-2004. No así ERC.


Naturalmente que sería preferible que las izquierdas no independentistas
tuvieran mayoría por sí solas. Pero PSC e ICV-EUiA no sumaron ni sumarán
mayoría. Preferir que los socialistas se aliaran con CiU en lugar de con ERC
es anteponer sus prejuicios (basados en un conocimiento erróneo de la
realidad catalana) a los intereses de las clases populares de Catalunya y,
por cierto, también de España. ERC ha votado a favor de la mayoría de las
medidas progresistas en las Cortes Españolas, no por ser independentista,
sino por ser de izquierdas. Nunca voté a ERC, ni pienso votarlos, y si
hubiera un referéndum por la independencia en Catalunya, votaría en
contra. Pero prefiero más a ERC que a CiU. Y lo hago porque mi mayor
compromiso es con el bienestar de las clases populares, no sólo de
Catalunya, sino de toda España.


EL IMPACTO DE CiU EN CATALUNYA
CiU fue el partido gobernante de Catalunya durante veintitrés años y es, en
parte, responsable de que Catalunya en el año 2003 (cuando terminó su
mandato) tuviera uno de los gastos públicos sociales por habitante más
bajo de la UE. Durante tal mandato priorizó las políticas públicas a favor de
reforzar la identidad nacional catalana (estableciendo instituciones propias
como los Mossos de Escuadra, Televisión y Radio públicas de la Generalitat
de Catalunya, y otras instituciones) y a favor de los servicios privados (tales
como sanidad y educación privada concertada) a costa de la subfinanciación
de los servicios públicos. No hay plena conciencia en España del retraso del
estado del bienestar catalán, que CiU atribuyó al déficit fiscal, es decir, a
que Catalunya recibía del estado central menos fondos de los que le
correspondían (incluso después de haber contribuido a los fondos de
solidaridad) por el nivel de desarrollo económico que tenía Catalunya y la
carga fiscal que tenía. Este déficit existe y responde a una realidad, y su
negación, acusando a Catalunya de insolidaria, egoísta, y otros epítetos que
utiliza la derecha española, ha creado una gran frustración en amplios
sectores de la población catalana, que ha beneficiado electoralmente a CiU
que se ha presentado como la defensora de Catalunya. Tal déficit existe,
como lo ha reconocido el propio gobierno Zapatero. Según el Instituto de
Estudios Fiscales del Ministerio de Economía y Hacienda, tal cantidad
responde a un 6.55% del PIB de Catalunya. Ahora bien, asignando la mayor
cantidad de estos recursos al estado del bienestar en Catalunya, éste
tendría 965 euros per cápita más de lo que tiene, una cantidad importante,
pero insuficiente para corregir el enorme déficit de gasto público social por
habitante que Catalunya tiene con el promedio de la UE-15, que es de
2.735 euros. Este enorme déficit se debe al escaso ingreso de fondos al
estado, al cual han contribuido los recortes de impuestos llevados a cabo
por el PP (1996-2004) con el apoyo de CiU (y por el PSOE en la época
2004-2008). De esto, como es de esperar, CiU no habla nunca aunque tales
políticas han sido la causa del déficit estructural del estado español (el 50%
del déficit estructural actual del estado español se debe a la reducción de
ingresos debido a la crisis económica, 40% a la reducción de impuestos
durante todos estos años, y sólo un 10% a los incrementos de gastos
públicos, sobre todo en seguro del desempleo, que han actuado como
estímulo económico).

Estos déficits de gasto público social se han corregido sustancialmente
durante el periodo tripartito (ver “Comparación de la evolución del gasto
público social en Catalunya: periodo CiU vs Tripartito”, y “La campaña
mediática contra el Tripartito en Catalunya (y en España), en
www.vnavarro.org). Pero tales correcciones se han visto oscurecidas,
cuando no ocultadas, por el debate del Estatut de Catalunya, que ha sido
utilizado electoralmente por CiU para desacreditar al gobierno central y al
gobierno tripartito de la Generalitat de Catalunya, con la ayuda de los
medios públicos catalanes (TV3 y Catalunya Ràdio) que, con notables
excepciones, han continuado dominados por un pensamiento nacionalista
(cercano al independentismo) y neoliberal. Ejemplos de esta campaña de
descrédito en los medios públicos hay miles. Una voz representativa fue
Pilar Rahola (que ha escrito una biografía acaramelada de Artur Mas,
candidato a la Presidencia de la Generalitat por CiU), que tiene un enorme
protagonismo en el espacio mediático de TV3 (además de su columna diaria
en La Vanguardia, el diario más anti-tripartito de Catalunya, conocido
coloquialmente como Masguardia). Al día siguiente de que el Tribunal
Constitucional anulara elementos importantes del Estatut, Pilar Rahola
escribió que tal anulación era una muestra de que “España no nos quiere”,
identificando al Tribunal Constitucional con España, e ignorando
maliciosamente que las Cortes Españolas, representantes del pueblo
español, habían aprobado por gran mayoría todo el Estatut. Un tanto
semejante ocurre con Joan B. Culla, el tertuliano más utilizado por TV3 y
Catalunya Ràdio (que Gramsci definiría como el intelectual orgánico del
“pujolismo”) que constantemente, a través de su columna en El País
(edición catalana), selecciona citas de la derecha y ultraderecha españolas
como representativas de España, olvidando maliciosamente otras citas de
otros españoles que cuestionan las anteriores. Y como no, el ultraliberal
Sala i Martín, claramente promocionado por TV3 (y que en su día comparó
el gobierno tripartito con la dictadura del Norte de Corea) presenta
constantemente al tripartito como un desastre, ignorando que tal gobierno
ha sido, entre otros hechos, el que ha aumentado más el gasto público
social por habitante en la historia de Catalunya, modernizando su estado del
bienestar. Las estridencias y manipulaciones de datos de este ultraliberal
independentista, son bien conocidas en Cataluña (y en EEUU, por cierto). El
locutor de TV3, Jaume Barberá, pujolista acérrimo, que le promocionó (a
Sala i Martín) en TV3 en sus orígenes, dedicó su programa “Singulars”, dos
días antes de la Huelga General, a atacar a los sindicatos y promocionar una
postura neoliberal anti-clase trabajadora. Y así un largo etcétera. Catalunya
tiene sus Jiménez Losantos, lo que ocurre es que son mucho más
sofisticados que tal locutor.


LA EXPERIENCIA DEL GOBIERNO CiU
CiU cuando gobernó lo hizo en términos muy parecidos a lo que fue la
democracia cristiana italiana, la cual se estableció a base de unas redes
clientelares a lo largo del territorio italiano, con unos comportamientos
caciquiles que reflejaban una corrupción generalizada. CiU no es la
democracia cristiana italiana, pero tiene algunos elementos comunes con
ella. Ni que decir tiene que grandes sectores de tal partido son ajenos a
prácticas corruptas, y la mayoría de su electorado conservador estaba, y
continúa estando, motivado por razones ideológicas afines al ideario
nacionalista conservador catalán, meritorio de ser debatido y estar presente
en la sociedad catalana. Pero el equipo dirigente de CiU, sin embargo, sí
que ha estado imbuido en una cultura clientelar que incluyó,
frecuentemente, casos de corrupción. CiU, ha utilizado la bandera catalana
–la patria catalana, la definían- para fines financieros partidistas y
personales. La acusación de Pasqual Maragall, Presidente del Primer
Tripartito, a la dirección de CiU, entonces liderada por Artur Mas, de que la
Generalitat convergente había exigido el pago de un 4% a sus proveedores
privados para fines del partido, estaba basada en un hecho real. El único
error es que la tajada, en realidad, fue en muchas ocasiones incluso mayor.
El caso Palau de la Música (instrumentalizado por CiU) muestra el grado de
corrupción al que se llegó en la financiación de aquel partido y sus
fundaciones. Y el caso ADIGSA, en el que está involucrado el nº 2 de Artur
Mas, el consejero Felip Puig, es otro caso de los muchos que se conocen en
Catalunya. El que fue Consejero de Economía del gobierno CiU, Macià
Alavedra, y el vicesecretario general de Presidencia de la Generalitat, Lluis
Prenafeta, ambos estrechos colaboradores de Jordi Pujol en los gobiernos
CiU fueron detenidos en otra operación anti-corrupción (para beneficio
personal) que se desarrolla en Barcelona, dirigida hasta hace poco por el
Juez Baltasar Garzón, predeciblemente un juez muy impopular en círculos
de CiU. Y el padre del candidato Artur Mas, Artur Mas Barnet, es uno de los
defraudadores fiscales descubiertos en la operación Jade Limusina del Fiscal
Anticorrupción que investiga una fuga de capitales (2 millones de euros en
el caso de este señor) a través del Banco LGT de Liechtenstein.

Por otra parte, Unión Democrática es la rama política de la Iglesia catalana,
una iglesia profundamente conservadora, aunque no reaccionaria como lo
es la Iglesia española. Durán i Lleida, hostilmente anti-tripartito ha acusado
al gobierno catalán de ignorar las familias, ocultando que tal gobierno ha
dedicado cuatro veces más recursos (transferencias públicas y servicios
públicos) a las familias en Catalunya que el gobierno CiU en un periodo de
tiempo comparable (últimos ocho años de su mandato). La falta de rigor en
las declaraciones de la dirección de CiU sólo queda sobrepasada por las de
Alicia Sánchez Camacho, candidata del PP de Catalunya cuyo catastrofismo
es su carácter definitorio (la última intervención electoral del tal candidata
ha sido hacer un videojuego en el que se eliminan (¿asesinan?) a los
inmigrantes ilegales y a los independentistas).
Las críticas de Durán i Lleida al Tripartito reflejan una falta de comodidad
por parte de la Iglesia catalana hacia la redefinición de la unidad llamada
familia por parte del tripartito, expandiendo para incluir otras familias
además de la familia tradicional. Unión Democrática parece considerar
familia sólo la versión que incluye al hombre en el trabajo, la mujer en casa,
cuidando de los niños y de los ancianos. La inauguración de la Basílica de la
Sagrada Familia por el Papa reflejó la visión de la familia que tiene la Iglesia
catalana. La única vez que aparecieron mujeres en las solemnidades
religiosas fue cuando cuatro monjas aparecieron para lavar el suelo y
limpiar la mesa donde aparecería más tarde el hombre pontífice. Esta
Iglesia está ahora indignada y junto con los fundamentalistas nacionalistas
(estimulados por el comportamiento del Tribunal Constitucional y las
siempre presentes voces jacobinas en el panorama español) están muy
movilizados, causa del pronóstico favorable a CiU en las encuestas.
El electorado de izquierdas, sin embargo, está muy desmovilizado,
resultado primordialmente de las políticas de austeridad desarrolladas por el
gobierno Zapatero, enormemente impopulares, y que afectan en su
desánimo, primordialmente al PSC, pero también a ERC e ICV-EUiA, pues al
gobernar conjuntamente en coalición, les afecta también, por mucho que
sus políticas económicas, fiscales y sociales sean diferentes. El equipo
económico del gobierno PSOE está dañando al tripartito, y de no cambiar,
afectará muy negativamente a la totalidad del socialismo español.
Subrayar esto, que es evidente, no implica que el tripartito no cometiera
errores, y uno de los mayores fue el no cambiar los medios públicos TV3 y
Catalunya Ràdio, permitiendo la promoción de la conocido costra
nacionalista y neoliberal continuadora del pujolismo anterior. Y ello fue
primordialmente debido a la influencia de ERC (y su alianza con CiU en el
consejo rector de tales medios) y que significó un gran error, pues en su
ansia (legítima) de promocionar el independentismo, mantuvo a aquellos
equipos heredados de la época anterior, que reprodujeron la versión
conservadora neoliberal que ha beneficiado a CiU. Este ha sido uno de sus
mayores errores, pues la dimensión social –el mayor éxito del tripartitoapenas
ha sido visible mediáticamente. Pero el mayor problema negativo
desmovilizador ha sido la crisis y la respuesta errónea a la crisis llevada a
cabo por el gobierno Zapatero. El PSC debería haberse distanciado de tales
políticas.
Por otra parte, PP y CiU fueron los mayores responsables de las políticas
que incubaron la crisis en Catalunya y en España (tales como la reducción
de impuestos), continuadas algunas de ellas por el gobierno PSOE. La
sustitución del tripartito por uno hegemonizado por CiU y más tarde por PPCiU
en España, representará el ataque frontal más acentuado que habrá
visto el estado del bienestar catalán y español. Su propio pasado (la
experiencia del gobierno CiU y PP) y las propuestas que han hecho (bajar
impuestos y reducir el gasto público, así como desregular todavía más el
mercado del trabajo) son las medidas que llevarán a una situación que
dañará todavía más a las clases populares de Catalunya y de España.

* El día 18 de octubre se colgó una versión incompleta de este artículo. El
texto definitivo es el que se puede leer ahora. Lamentamos profundamente
el error.

Vicenç Navarro, Catedrático de Políticas Públicas de la Universidad
Pompeu Fabra y Profesor de Public Policy. The Johns Hopkins
University
Publicado en Sistema Digital